En los últimos años hemos tenido acceso a una gran cantidad de información acerca del impacto de nuestras acciones sobre el entorno y maltrato animal.
Los seres humanos poseemos una inteligencia tremenda, pero es evidente que sigue existiendo un gran desfase entre el cerebro y el corazón.
Parece que nos resulta fácil procesar la información nueva y generar ideas; sin embargo, es mucho más difícil crear sentimientos nuevos.
Aunque estemos dispuestos a reconocer conceptualmente la transcendencia de una situación, por alguna razón sucede con frecuencia que esta comprensión no logra conmover nuestro corazón.
Nuestra inteligencia intelectual no se traduce en emociones inteligentes, y el corazón y el cerebro parecen hallarse en mundos separados. Lo que ahora necesitamos para estar de acuerdo con todas las nuevas y poderosas ideas sobre medioambiente y maltrato animal son nuevos y poderosos sentimientos.
El sentido del asombro y el aprecio de la belleza de nuestro planeta y seres vivos son un punto de partida útil para desarrollar un fuerte sentimiento hacia todo lo que nos rodea.
Sobre los sentimientos humanos
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